Por qué las mujeres fingen orgasmos -- y por qué ciertas mujeres se hacen las difíciles
El reino animal tiene muchas sorpresas para nosotros, y cada día descubrimos una nueva a través de la biología. Hoy descubrimos el misterio tras el orgasmo femenino, y la verdad tras la supuesta decencia.
Leyendo Overcoming Bias, me encuentro con un artículo interesante de Robin Hanson -- cuyo tópico favorito es los mercados predictivos -- escribiendo algo no tan inusual pero siempre interesante: mecanismos de señalización. Señalizar (signaling), en este contexto, es actuar con el fin de mostrar a los que observan una cualidad particular, y evaluar (screening) es señalizar con el fin de observar las reacciones de los observadores.
Aparentemente, la evolución ha "diseñado" a los orgasmos como mecanismos de evaluación. En el paper que Robin evalúa en su artículo, se estudia evidencia que confirma lo que sugirió el Dr. Barash hace 3 décadas -- que el orgasmo puede ser un mecanismo para que el cerebro de la mujer evalúe si su hombre es apropiado, o más bien, si su hombre se siente seguro de sí mismo y no teme ser desplazado.
¿Cuál es la evidencia? Los autores del paper estudiaron 240 cópulas de macacos Japoneses (you and me baby, ain't nothing but mammals...) -- los orgasmos femeninos, en ese caso, se presentaron casi todos en las cópulas con machos alfa (dominantes). Tal vez, sólo tal vez, el orgasmo femenino es un tantito más difícil de conseguir que el masculino, precisamente para que, cuando éste se dé, signifique algo (ya veo a mis lectoras femeninas frotándose las manos nerviosamente). Y, pues, tiene mucho sentido -- en todas las especies sociales, los machos dominantes se toman su tiempito, mientras que los machos subordinados tienen que hacerlo "viendo a todos lados" para que los machos dominantes no les hagan caída y limpia.
Varones que no hacen acabar a sus mujeres... ¡preocúpense!
Recuerden también que el orgasmo femenino transfiere esperma de la cavidad vaginal al útero, aumentando dramáticamente las posibilidades de concepción (sí, es como una aspiradora, esas deliciosas contracciones que sienten ustedes no son sólo espasmos sin utilidad). Recuerden también que el glande masculino es como una cuchara que "retira" esperma de cópulas anteriores.
¿Ya relacionan esto con las mujeres adúlteras que llegan a su casa y están "muy cansadas" para acostarse con sus maridos? Bueno, ya saben por qué pasa eso. No es que la mujer adúltera esté satisfecha y punto, es que está satisfecha precisamente para evitar lo detallado en el párrafo anterior -- para evitar concebir hijos del marido. Claro que eso ella no lo sabe conscientemente -- eso lo sabe su organismo. Aún cuando use contracepción en sus aventuras "fuera de casa", el instinto igual prevalece.
¿Y qué hay de los orgasmos fingidos? Bueno pues, los autores especulan que es posible que el orgasmo fingido tenga la función de señalizar al macho que su mujer está satisfecha con él. Señalizar, claro está, ¡con el propósito de que la mujer pueda buscarse otros machos sin que el marido sospeche! ¡Ta-daaa!
Tengan esto presente: cuando hablamos de personas aquí, estamos hablando de sus instintos biológicos, no de sus conciencias -- esto sucede a nivel de biología, lo cual se sublima al nivel emocional pero no de forma consciente)
Interesante, ¿no?
Pero hay una cosa más que este estudio nos permite deducir -- y es la respuesta a un misterio que ha asaltado al hombre por milenios:
¿Por qué la mujer se hace la difícil?
Puesto que el orgasmo (y, tal parece, la excitación en general) es un mecanismo involuntario de señalización, y esta señal se da con más frecuencia mientras más alto el estatus del macho y más bajo el estatus de la mujer, es de esperarse que, en el juego del amor, participantes de bajo estatus se sientan compelidas a señalizar conscientemente algo distinto de lo que sus instintos señalizan inconscientemente.
Es decir -- en otras palabras -- si los deseos femeninos más fuertes se dan cuando mujeres con bajo estatus copulan (o flirtean) con hombres de alto estatus, entonces es de esperarse que las mujeres de bajo estatus deseen señalizar conscientemente que no son de bajo estatus, ¿no? Pues ¿qué mejor manera de enviar esa señal, que mostrar menos emoción de la que en realidad sienten?
Esto parece especulación, ¿no? OK, júntenlo a estos dos hechos:
- Las mamás que con más frecuencia le recalcan a sus hijas que deben ser "recatadas" y "no regalar la mercancía porque si no no les compran en la tienda" son las mamás de hijas pobres (bajo estatus). Sospecho seriamente que esta "educación materna" de todas maneras no funciona mucho, porque el bajo estatus de todas maneras conspira biológicamente para hacer que estas mujeres pierdan la virginidad primero. (Sabrán disculpar que no les presente una referencia al estudio que menciona estos dos hechos -- se me ha perdido el marcador.)
- Las mujeres famosas (alto estatus) son mucho más abiertas con su sexualidad y tienen muchas más parejas y más diversidad de parejas que las mujeres de bajo estatus. Esto lo intuye cualquiera que haya recibido fotos de famosas locales en su buzón de entrada.
Entonces no puede caber la menor duda: "hacerse la difícil" es un mecanismo para señalizar alto estatus (lo que tú y yo entenderíamos como conseguirse un mejor marido).
Lo curioso es que nosotros, los seres humanos, somos la única especie que justifica -- post-facto -- este mecanismo de señalización con nombre y apellido; y no podría ser de otra manera: en primer lugar las personas de bajo estatus no están conscientes de su deseo de señalizar alto estatus en el tema sexual, y en segundo lugar, decir la verdad sobre el mecanismo de señalización le quitaría totalmente la utilidad al mecanismo, ¿no? Por eso, nosotros los humanos nos hemos inventado un nombre nuevo y le hemos dado toda clase de connotaciones emocionales: lo llamamos "mujer decente" y lo asociamos a cosas que nada tienen que ver objetivamente, como la moral.
Chica difícil = chica decente. Eso es lo que nos decimos a nosotros mismos. Pero en realidad, chica difícil = muy probablemente chica de bajo estatus tratando de señalizar alto estatus.
Otro tema más en la que los seres humanos vivimos engañándonos a nosotros mismos. Es cierto: una cosa es lo que nos decimos, y otra cosa es para qué sirve eso que nos decimos. Nadie sabe sabe para qué gen trabaja.