"Mis silencios"

publicado 06/12/2010, Última modificación 26/06/2013

Un descubrimiento personal.

Hoy recordé claramente una escena de mi vida en este año.  La recuerdo porque desde hoy ha adquirido un significado especial para mí.

Estaba una noche, tranquilo, echado en mi cama con alguien, y escuchando una conversación entre el anfitrión de Freedomain Radio -- Stefan Molyneux -- y un radioescucha.  En dicha conversación, Stefan le estaba haciendo preguntas de tipo autoayuda / psicología, puesto que el radioescucha lo había llamado para pedirle consejos sobre un problema personal que tenía, y los consejos de Stefan en realidad son fuera de serie.  El radioescucha titubeaba y dudaba, a tal punto de que casi se le salían las lágrimas -- titubeo natural ya que estaba muy nervioso y no sabía cómo / sus intensas emociones no le permitían articular su problema -- mientras Stefan lo conminaba a que contara sus problemas y que hiciera preguntas (puesto que, si el radioescucha no contaba su problema, mal podría Stefan ayudarlo con consejos).


Como antecedente, necesito comentar que esa persona siempre manifestó una hostilidad pasivo-agresiva hacia mi afición de escuchar Freedomain Radio y a todo lo que tenía que ver con Stef, cosa que me provocó algunos recelos.  Más de una vez le pregunté exactamente qué era lo que le molestaba a ella de Stefan Molyneux.  Nunca me supo decir nada concreto -- todo lo que atinó a decirme, y una sola vez, es que Stef era un "tipo resentido que no hacía nada por la vida" (irónico, pues ella no tenía trabajo y todo lo que tenía era un blogcito de pacotilla, mientras que Stef tiene el show de filosofía más popular del mundo).  A esto yo respondí preguntando: "Pero bueno, dime, si estás tan convencida de que el man está equivocado, seguro y me puedes decir qué exactamente es lo que el tipo tiene de malo o en qué se equivoca, y yo te escucho", cosa que quedó ahí pues ella jamás supo precisasr qué era lo que le molestaba de Stef.


Esa noche en particular, ella hizo algo que me llamó la atención y me hizo sentir extremadamente incómodo.  Acto seguido a que el tipo deja de titubear y comienza a contar sus problemas, ella miró a los parlantes, y como nunca, wow, se "sintonizó" mentalmente a la emisión radial.  Sin un respiro de por medio y con un fenomenal desprecio, se burló abiertamente del tipo que llamaba diciendo en voz alta, "¿Pero cómo puedes estar escuchando eso?  ¿No te das cuenta que el tipo es un perdedor?  ¿Qué tan perdedor se tiene que ser para estar llamando a un extraño a que le dé consejos y estar contando sus problemas en la radio?  ¡Ni siquiera puede hablar, está balbuceando y no dice nada!".

Puesto que el show de Stefan no es exactamente un show tipo Maury, Laura en América o Cristina, sino más bien un show de filosofía y racionalidad, me extrañó muchísimo.  Y la verdad no sólo que me extrañó muchísimo sino que me dejó pensando: ¿cómo es posible que esta mujer, que duerme conmigo a mi lado, sea tan desalmada como para burlarse de una persona que está simplemente desesperada y buscando ayuda, como sea que la esté buscando?  En verdad, ella no sabía que en más de una ocasión yo he contemplado llamar a la radio y pedir consejo también, ¡pero con este antecedente ya ni para qué decirle!

Siendo que la cosa estaba delicada y yo me encontraba en shock / personalmente ofendido por lo que había dicho, sólo atiné a preguntarle: "A ver, ¿cuál es el problema que el man llame a la radio?  ¿Por qué es un perdedor si todo lo que está haciendo es todo lo que se encuentra a su alcance para superar su problema personal?  ¿No te das cuenta que esa actitud es la antítesis de un perdedor?  ¿Es que te falta empatía para comprender y tener algo de consideración por lo que al man le está pasando?".

Una vez más, ella no supo qué decir.  Pero, eso sí, se puso furiosa, discutió algo intrascendente, se dio la vuelta y se quedó dormida.

No fue si no tiempo después, mucho tiempo después -- para ser precisos, hoy, después de haber conversado con una persona bien pilas -- que entendí por qué ella había tenido esa reacción.

Cuando ella estaba criticando al tipo y calificándolo como perdedor, subconscientemente, ella estaba criticándose y llamando perdedora a sí misma.

Todo lo que ese exabrupto fue, no fue más que una simple proyección de sí misma.  Verán.  El tipo estaba haciendo precisamente lo que ella quisiera poder hacer -- hablar de sus problemas -- pero no tenía el valor para hacer.  Y la única respuesta psicológica que ella tenía a su alcance para apaciguar sus odio y desilusión consigo misma -- para suprimir el pensamiento de que eso era precisamente lo que ella debía hacer y quería hacer -- fue atacarlo y odiarlo al desconocido por hacer eso.  Nada más ni nada menos que odiar al otro por ver en él las cosas que disgustan de uno, y por lograr ser lo que uno desea ser pero no es capaz de ser.  No sorprenda, entonces, que justamente cuando ella oyó al tipo de la radio intentar desnudar su alma, explotó.

Esto suena descabellado, pero es la realidad.  Explico.   Ella era incapaz de articular sus propios problemas.  De hecho esa fue la razón más poderosa por la que la terminé extirpando de mi vida, más que sus actos corruptos y sus mentiras.  Para ser exactos, ella era totalmente incapaz de dialogar de nada que fuese personal y negativo a la vez, y el simple y mero intento de uno tratar de conectarse emocionalmente con ella, generaba una barrera automática de hostilidad y silencio.  Si yo trataba de dialogar con ella de cualquier cosa delicada o preguntarle alguna cosa clave en la que yo necesitase realmente de su sinceridad, ella invariablemente respondía con un silencio sepulcral, una mirada baja, y una microexpresión de desprecio y odio.  Y cuando yo insistía, ella a veces se ponía balbuceante e increíblemente estresada, muy parecido al tipo de la radio.  Como es de esperarse, no sólo que eso me hacía daño, sino que eventualmente esa emoción reventaba en ella y se manifestaba de otra manera que superficialmente aparentaba no estar relacionada con la emoción original.

Ella estaba consciente de este problema; de hecho, ella tenía un nombre para esta patología propia: "Mis silencios".  Por supuesto, ella estaba completamente inconsciente sobre la causa de esta patología.  Ahora, armando las piezas del rompecabezas y habiendo estudiado psicología más a fondo, entiendo que esta patología se produce por un patrón de abuso paterno a una temprana edad:

  1. El niño nota una hipocresía, un maltrato, o una injusticia de parte del padre.
  2. El niño intenta decirle al padre "pero no es justo!"; en otras palabras hacer lo que todos los niños hacen normalmente: aplicar a sus padres los mismos principios que sus padres les aplican a ellos.
  3. El padre responde con un abuso adicional para lograr que el niño se calle.  Un grito, o una hipocresía adicional, o un golpe, o una bofetada, on un "eres un inútil", o un "cállate que tú no sabes nada", o un "yo soy tu madre / padre, cómo te atreves a contestarme".  No importa en realidad cuál abuso específico -- lo que importa es el resultado: que el niño se calle y no joda más.
  4. Y claro, con ese trato abusivo cualquier niño se condiciona a "entender" que es mejor callarse o mentir -- "cualquier cosa, por absurda que sea, se puede decir menos la verdad, si eso evita que me peguen" -- y que no hay diálogo posible, porque si no se calla las consecuencias van a ser peores (una bofetada en la cara, un grito, un desprecio desvalorizante, et cétera).

Hoy, en el momento de la reflexión calmada, y con más información de por medio -- especialmente por sus propias confesiones de que ella fue maltratada -- sé que es exactamente lo que ella vivió.  Todo cuadra, y finalmente puedo explicar qué es lo que le pasaba a un nivel subconsciente cuando yo trataba de dialogar con ella y me abría emocionalmente ante ella.  Yo era la madre!  Cada vez que yo quería dialogar con ella u observar algo que no me gustaba, desde su perspectiva no era yo quien dialogaba con ella -- mi rol era el de la madre que la interrogaba de sus malcriadeces; su reacción de estrés postraumático era volver a experimentar todas las emociones producidas por su trauma... y naturalmente, "prepárese para el impacto!": reaccionaba para protegerse del inminente abuso a través del mutismo, las mentiras, la agresión retaliatoria, y en última instancia quitarse la vida propia.  Todo ese odio y desprecio que demostraba conmigo, no es más que transferencia psicológica del objeto original que ella odia de verdad (la madre), hacia el objeto que le recuerda al original (yo).  Y yo no fui el único que lo viví -- todas sus parejas anteriores también lo vivieron.  Tarde o temprano, por supuesto, identificarme constantemente con ese rol generó una permanente resistencia pasiva, un odio constante, contra mí... exactamente el mismo odio que ella siente para con sus padres, pero que constantemente suprime (ya veremos por qué lo suprime).

Si a eso le sumamos la manipulación de parte de sus propios abusadores para que crea en la conveniente doctrina de "A mamita hay que quererla siempre *, aunque nos haya tratado como el perro a todos, ella no tenía la culpa de tratarme como el perro porque ella había sufrido mucho", iba a ser absolutamente imposible que esa culpa generada en ella le permitiese descubrir la causa de los fatídicos "Mis silencios" que le terminaron costando todas sus relaciones personales significativas.  Es una pena, porque a través de su actitud, ella se sentenció a regresar justamente al hueco en donde la abusaron de esa manera.  Donde seguramente recibirá ese constante refuerzo ideológico de manipulación... refuerzo que prácticamente garantiza que jamás descubrirá las causas de su trauma, y por ello está condenada a nunca sanar jamás.

* Y creo que vale observar: un padre que te manipula con culpabilidad diciéndote semejante cosa, te lo dice justamente porque no te quiere y sabe que la cagó... porque si te quisiese y te hubiese tratado como tú lo merecías, ¡sin duda alguna no necesitaría decirte una cosa así para que estés a su lado!

Lo que es totalmente impresionante, que todavía es difícil de creer incluso para mí, es que todos los datos en los que me he apoyado para llegar a esta conclusión son cosas que ella sabía, estaba consciente, y ella mismo me dijo en uno u otro momento.  Que ella misma no haya podido llegar a esta conclusión -- paso imprescindible si lo que se quiere es sanar, cosa que ella es lo que más quiere en este mundo, al punto de llorar a gritos desconsoladamente -- y encima teniendo estos datos en su posesión, es, por lo bajo, descorazonante.  Es un testamento a lo poco que es posible conocerse a sí mismo, y a cuán duro uno se puede terminar dando contra el planeta por estár en un estado de tanta ignorancia.

Imposible tener un diálogo, arrepentirse genuinamente, hacer una confesión, buscar apoyo en quien te quiere, si tienes absoluto terror de que lo que le tienes que decir no le va a gustar y tu experiencia ha sido que reaccionan mal.  Y vaya que yo también terminé reaccionando mal eventualmente.  Al principio traté de dialogar y ahí estaba el permanente silencio, por lo que terminaba decidiendo mejor suspender el tema y tal vez tratarlo más tarde (inútil estrategia puesto que "tratarlo más tarde" traía exactamente el mismo resultado por las razones anteriormente expuestas).  Después intenté no discutir más, lo cual ella interpretó inconscientemente más o menos como "ahora que ya no me joden, sí me puedo salir con la mía" (específicamente, portarse abusiva -- recuerdo claramente que ella le reconoció explícitamente a su amiga que ella se estaba portando psicológicamente abusiva, pero con la implicación de que su conducta abusiva era mi culpa porque yo "me dejaba").  Meses después, y a sabiendas de que ella había adoptado esa nueva posición / justificación psicológica para su actitud, ya me exasperaba el silencio y el abuso, por lo que yo también me ponía de mal humor; evidentemente eso reforzó el problema aún más.

Finalmente, con todos mis recursos totalmente agotados y el cariño y la confianza destruidos, san seacabó.  Visto desde otra perspectiva, tampoco sorprende, ya que ese era el obvio y lógico destino al que ella inconsciente y progresivamente se empujaba a sí misma con cada error que cometía.   Suena raro que alguien quiera llegar a vivir una situación de abandono, ¿no?  Sin embargo tiene perfecto sentido -- ella ha buscado repetidamente revivir la situación de abandono a la que fue sometida en su pasado infantil, ya que el padre la había abandonado repetidamente.  Suena increíble que alguien pueda sabotearse subconscientemente de esta manera, hasta el punto de llegar a que lo boten a uno, pero la verdad es que una persona con baja autoimagen hace cosas que suelen parecer incomprensibles -- por ejemplo, se autocastiga y autosabotea para compensar el estrés generado por su baja autoimagen.


Estos descubrimientos personales jamás le serán útiles a esa persona.  Pero, de todas maneras, a mí me resulta simplemente fascinante haber llegado a este descubrimiento y me siento muy bien conmigo mismo de haberlo logrado.

La historia de nuestras vidas es la historia de revivir las cosas que nos pasaron para tratar de arreglarlas.  Desafortunadamente, casi siempre repetimos lo mismo que hicimos antes, con más intensidad, y eso produce los mismos resultados, sólo que con más gravedad.  Pero, muy de vez en cuando, y con una dosis enorme de valor y autoconocimiento, uno es capaz de reconocer el problema subyacente, y dejar de revivir el pasado.

Y aquí entre nos, lo mismo me toca hacer a mí, porque yo sigo reviviendo cosas de mi pasado, sigo intentando -- mal que bien -- arreglarlas a través de esos revivires, y sólo poco a poco voy descubriendo cuáles son mis propias causas.

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