El problema del trole, matar y la moralidad

publicado 11/05/2008, Última modificación 26/06/2013

Quisiéramos creer que nuestra moral viene de nuestra sana capacidad para emitir juicios racionales… pero eso es solo un deseo. Un fascinante experimento revela lo contrario:

¿Han oído del problema del trole? Es un dilema moral inventado que trata sobre lo siguiente: cinco personas están paradas en la vía de un trole que viene rápido hacia ellas. Tú tienes la oportunidad de salvarles la vida, moviendo un switch que cambia la ruta del inminente trole — hacia otra vía donde se encuentra sólo un sujeto. La mayoría de las personas en este experimento hipotético mueven el switch, decidiendo a favor de los 5 y en contra del individuo, porque, pues, lógicamente, 5 valen más que 1, ¿no?

Pero, ¿qué tal si en lugar de un switch, la única posibilidad de salvación consiste en empujar a un gordo gordísimo hacia las vías del trole, para descarrillarlo? 1 vale menos que 5, ¿no? En este caso, la mayoría de los sujetos que participan en el experimento decide no intervenir, y dejar que los 5 mueran. ¡Extraño!

Hoy sabemos por qué la mayoría de la gente decide de esa manera:

Greene interprets these different activation patterns, and the relative difficulty of making a choice in the Footbridge Problem, as the sign of conflict within the brain. On the one hand is a negative emotional response elicited by the prospect of pushing a man to his death saying “Don’t do it!”; on the other, cognitive elements saying “Save as many people as possible and push the man!” For most people thinking about the Footbridge Problem, emotion wins out; in a minority of others, the utilitarian conclusion of maximising the number of lives saved.

Es decir, una parte de nuestros sesos nos dice “chucha, no hagas nada, ¡no intervengas!”, y la otra nos dice “salva cinco, empuja al gordo”. Como comprenderán, la parte racional pierde; esto se sabe porque la gente que tiene daño en la corteza prefrontal ventromedial de su cerebro decide rápidamente empujar al gordo:

Faced with the Trolley Problem, these brain-damaged patients chose like most people with intact brains, opting to flick the switch to save five lives at the expense of one, but in the Footbridge Problem took a coldly rational, utilitarian approach and said that it was morally permissible to throw the fat man in front of the train (using the same “one for five” calculus).

Dicho de otra forma, las personas con daño en esa parte del cerebro simplemente no fueron capaz de sentir ese “flash” moral que te da repulsión, y recurrieron a la lógica de salvar a los 5, empujando al gordo.

Aparentemente, en general seguimos estos principios:

  • El principio de la acción: el daño caussado por la acción es moralmente peor que el daño causado por la omisión.
  • El principio de la intención: daño hecho como medio para un fin es moralmente peor que el mismo daño causado como un efecto secundario de un fin.
  • El principio del contacto: usar contacto físico para causar daño a una víctima es moralmente peor que causar el mismo daño sin usar contacto físico.

Interesante saber que nuestros cerebros tienen esos conflictos morales internos automáticamente, y que la justificación ética y lógica viene después, no antes, de haber tomado la decisión. También es interesante saber que los principios que nos guían a nuestras decisiones morales no siempre son evidentes para nuestros cerebros lógicos. El corazón tiene razones que la razón no entiende.

Para más información (en inglés), este artículo está a tu disposición. Pero, por otro lado, no le recomiendo a ningún gordo que se acerque a un trole… ya sabemos lo que les puede pasar.