El párrafo más certero de la semana

publicado 07/07/2007, Última modificación 26/06/2013

El nuevo reducto de uno de mis escritores favoritos lo tiene:

El par de rubias de agua oxigenada con cuerpos compactos pedían alcohol a gritos, lo cual es el paso previo para que se las culeen a gritos, y compramos unas cuantas botellas de esas mariconescas mezclas de cocteles. Hice mi papel a la perfección, diciendo las cosas correctas y suprimiendo las banderas rojas. El secreto para caerle bien a los espíritus amputados, en este caso una pobre quevedeña risueña y una acelerada colombiana partidaria de las FARC, es reprimir todos tus juicios y comentarios que ellas no compartan o entiendan. Recuerda, estas han vivido a la defensiva toda la vida, sus mentes son un computador rancio pero en constante búsqueda inconciente de excusas para negarte acceso a su oasis. Lo peor que podrías hacer sería hablar en inglés con tu amigo para que ellas no sepan algo. Esto sería un genocidio de tus posibilidades. Nada de vomitar palabras sobre lo bueno que son ciertos lugares que evidentemente nunca podrán ir, ni mucho menos asuntos culturales o literarios o temas del primer mundo. Estás en su país, respétalo, pues se encuentra en directa oposición al tuyo y por lo tanto te irá mejor absorbiendo el de ellas antes que tratándolas de hacer ver lo que tú. Si les pides que pongan ballenato e indagas con interés sobre sus vivencias u opiniones, suspendiendo tu cara de extrañeza en las partes inexplicables, serás un héroe. Lógicamente, a pesar de ser codiciadas, rara vez son atendidas. Y luego te las comes gratis.

El resto del (calloso) artículo.

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