Asilo de mongolitos

publicado 28/09/2010, Última modificación 26/06/2013

Historia ¿ficticia?

Imaginémonos por un momento un asilo para niños con Síndrome Down.  Imaginemos que el asilo es administrado por un tipo llamado Juan.

Todas las mañanas, Juan les recuerda a sus mentalmente retardados pupilos que el aire está lleno de demonios invisibles, demonios malévolos.

Toda vez que uno de los mongolitos desobedezca uno de los Mandamientos de Juan, e incluso si esa desobediencia se debe a la incapacidad del mongolito para entender los Mandamientos, los demonios le harán daño en su cerebros, ojos, dientes y lengua; los demonios lo atacarán en sus sueños, y le chuparán el alma, y la escupirán en un lago de fuego, donde el alma se quemará por toda la eternidad.  Encima de eso, todas las mañanas, cada mongolito debe arrodillarse y rogarle a Juan que lo trate bien, que lo proteja y que lo perdone por haber nacido.  Para finalizar: si muchos mongolitos fallan en cumplir sus órdenes, Juan simplemente los ahogará a todos o les echará gasolina y les prenderá fuego, como ya hizo tiempos atráss con al menos dos grupos diferentes de mongolitos que ofendieron a Juan.

Podemos seguir con esta historia, pero creo yo que podemos entender: Juan estaría inflingiendo el peor y más destructivo tipo de abuso sobre sus asilados.  Después de semejante abuso, las víctimas de semejante ambiente de pesadilla no serían capaces de discernir la realidad de las terribles y fantásticas historias de Juan, y vivirían en constante terror.

Tampoco es muy difícil concluir que las actividades de Juan son terriblemente perversos abusos de poder, en cualquier circunstancia -- ¿podríamos excusar a Juan si en vez de inflingir este abuso a mongolitos, lo perpetrase a ancianos seniles?

No, ¿no verdad?

Entonces ¿por qué permitimos que los padres y las figuras religiosas de autoridad les inflinjan estas terribles historias demónicas a niños inmaduros e indefensos?