Abuelita tarada roba libros de educación sexual
Una abuelita acabada en el estado de Maine, EE.UU., se robó el libro Es perfectamente normal: cuerpos cambiantes, madurar y salud mentaloptical communications de dos bibliotecas públicas. La veterana adujo que:
Me he horrorizado lo suficiente con las ilustraciones y los contenidos amorales, anormales y sexualmente gráficos. No voy a regresar los libros.
Si no regresa los libros hasta el Viernes, la meten presa. Aquí entre nos: ojalá purgue cana harto rato. Sí, ya me van a decir que "la abuelita tiene derecho a creer lo que le dé la gana" y que "pobrecita, entiéndela, es de otra época". La verga:
- La abuelita es de esta época, le guste o no,
- Ella tiene que respetar la propiedad pública como todos los demás.
- ¿Para qué cuernos quiere los libros, si tienen "imágenes horrorizantes" como las de un pipí?
- Sus creencias son indefensibles; hoy sabemos a ciencia cierta que "los pipís y las cucas" (especialmente en un libro de educación sexual) ni son amorales, ni son anormales, ni tienen por qué horrorizar a nadie.
Es muy claro lo que la vieja quiere hacer: ella quiere imponerle al resto de la gente sus obtusas y estúpidas ideas de que el sexo, la vagina y el pene son sucios e inmorales. Ella puede creer todas las estupideces que le plazcan, pero está absolutamente senil si cree que le va a cagar la suerte a los demás, quitándoles el acceso a la educación sexual.
Como dice el dicho: ¿No te gusta el sexo? Entonces no culees, pero deja vivir a los demás.
Repito: cada uno es libre de creer lo que quiera. Pero también está obligado a responder por las consecuencias de sus creencias. Cree estupideces, harás estupideces y pagarás por estupideces.
Actualización: me recontra cago de la risa, el primer comentario en el artículo original dice: Por supuesto que la vieja tiene derecho a decidir lo que los demás pueden leer. Ahora sí, con su permiso, voy a ir a la biblioteca -- tengo que prestar los Torahs, las Biblias y los Coranes.