El autoritarismo y los intereses corruptos envenenan a mi país

publicado 15/11/2007, Última modificación 26/07/2015

Frecuentemente escucho a ecuatorianos avanzar el estúpido y maniqueísta argumento de que estamos en la mierda porque somos corruptos, estúpidos y vagos que no nos ponemos de acuerdo y no nos sacrificamos. Si estás de acuerdo, agárrate la gorra...

El estado catastrófico de nuestra economía no es más que el producto de décadas de arreglos faustianos (algunos dirían chantajes) que compañías del extranjero y, en ocasiones, el Gobierno de los EE.UU., han forzado vía sobornos de oficiales gubernamentales y personajes clave corruptos y, en ocasión, acciones de subversión y guerra. Y los presidentes honestos que han querido ponerle alto a esta barbaridad han sido asesinados. Dos nombres: Torrijos y Roldós. ¿Qué les pasó?

¿No me crees? Lee el libro Confesiones de un hit man económico, para que entiendas cómo operan estos acuerdos faustianos.

Por supuesto que ha sido conveniente para los intereses de nuestros verdugos que Latinoamérica haya sido un jardín donde florece la corrupción, producto del autoritarismo de nuestra sociedad (cosa por demás comprobada por psicólogos). Pero, sinceramente, no hemos tenido mucha elección -- ni en las urnas ni como acto directo.

El progreso no lo vamos a encontrar jamás en ideologías de izquierda o derecha, arriba o abajo. Primero tenemos que deshacernos del autoritarismo estúpido que nos rodea y envenena, porque en Latinoamérica todavía somos súbditos y obedecemos a la autoridad sin chistar -- y quien no cuestiona a sus autoridades está condenado a ser esclavo de ellas. No te sorprenda que tengamos tanta corrupción, si cuando a alguien le hacen una injusticia, la mayoría de personas acá se encoge de hombros, murmura se lo tenía bien merecido por desafiar a la autoridad y se autocongratula por ser más vivo quedándose callado y no haciendo bulla.

Para muestra basta un botón. "Todos los guayaquileños" estamos celebrando casi en éxtasis porque está preso un pendejo cualquiera que se limpió la partida de nacimiento con la bandera del Guayas. Estamos celebrando porque le hemos arruinado la vida a un "man guarever" que "osó faltarle al respeto" a un simple pedazo de tela que, en comparación a una vida humana -- y si tú te consideras humano -- no vale ni un sucre.

Yo pregunto: ¿por qué no estamos mil veces más furiosos y haciendo algo al respecto de los delincuentes que están allá afuera -- como, por ejemplo, defenderse así sea a tiros, que siempre es mejor que uno morir -- degollando y disparando a gente indefensa por su dinero? ¿Haciendo algo por los corruptos que perpetuamente nos ven las huevas y nosotros salimos murmurando "menos mal que no me cobró el doble"? ¿Diciéndole que no al vigilante que nos quiere llevar preso sin razón, y oponiendo resistencia física y armando un escándalo si es necesario? ¿Sentadas doscientas personas al pie de la casa de un empleado gubernamental delincuente? ¿Grabando con un celular escondido al profesor de colegio que nos propone pasarnos de año por una caja de Grant's, y poniendo la grabación en YouTube?

Y me responden: porque la bandera es un símbolo, porque la patria es la madre, la típica y rancia sarta de justificaciones circulares.

Y yo pienso: ¿es que la gente deposita tanta importancia en un símbolo que el individuo no importa?

Y ahí me golpeo la frente y digo: ¡Obvio! ¡Cierto! Vivimos en el país:

  • donde hay que obedecer a papito y mamita, al policía, al empleado del Gobierno, al militar en la calle, al diputado que nos chocó el carro, a la celebridad de la televisión.
  • Donde las órdenes son sustituto del convencimiento propio.
  • Donde nadie cuestiona a la autoridad, y obviamente la Patria es parte de la autoridad.
  • Donde el valor del individuo, si no es parte de un grupo de autoridad, es igual a cero.
  • Donde literal y repetidamente, si no eres nadie, entonces no eres nadie... y aquellos que no son nadie, frecuentemente declaran derrota antes de la batalla declarando en voz alta claro, como uno no es nadie....
  • Donde, si no tienes un puto papel, oficialmente no existes y puedes ser objetivo de los abusos más abominables con la más cierta impunidad. Como que el papel fuera lo que te da valor humano.
  • Donde las personas no nos hacemos respetar de la autoridad, porque le tenemos terror a la autoridad, cual cucaracha que le huye a la vibración del piso.

En fin, acá, donde la autoridad es la fuente de la razón y es lógica por sí misma, en lugar de (como debería ser, si usáramos el cerebro) la razón y la lógica ser fuente de autoridad.

No es que yo sea rebelde (táchame con el epíteto que quieras)... pero estoy cansado de ver cómo la gente hace lo que se le dice, jamás preguntando siquiera una vez ¿Oye, y por qué buenas razones se supone que tengo que hacerlo?. He ahí el problema de Latinoamérica. He ahí el problema de mi país. He ahí por qué nos ven las huevas los EE.UU., los gobernantes de turno. Todo porque estamos condicionados a hacer caso sin chistar.

En conclusión: tenemos un problema social. Se llama autoritarismo (aunque en tiempos menos estudiados la palabra cobardía hubiera sido quizá la más acertada) y no tiene visos de cejar en su continuo crecimiento. Nos ha hecho vulnerables a toda clase de abusos de la autoridad.

¿Qué esperas para hacer algo?