Anarquía: no es lo que crees, ignorante

publicado 10/12/2004, Última modificación 26/06/2013

Benjamin Tucker es un genio. Habla con soltura de la propiedad privada, poniendo argumentos claros y convincentes a su favor. Tucker es un anarquista verdadero. Aquí cabe aclarar para evitar malas interpretaciones que anarquía no significa ausencia de orden como muchos piensan, sino ausencia de gobierno, entendido como Gobierno central.

Tucker proponía el desarrollo de comunidades donde los servicios públicos eran inconcebibles, porque la gente misma se proporcionaba mediante un capitalismo acérrimo, todo lo que necesitaba (sí, hasta Policía, Educación y Salud). De todos los sistemas sociales que fueron inventados en esta época, creo sinceramente que el que Tucker expone es el más practicable, pues usa nuestros conceptos económicos modernos de una forma recta, y no torcida, como ahora. Hay todo ahí. Finanzas. Propiedad privada. Ley. Etcétera. Lo que no hay son esas huevadas que nos cagan hoy: impuestos, "propiedad intelectual", patentes huevonas y absurdas, canallas por doquier.

Hoy en día el capitalismo es falseado, porque hay demasiada desigualdad para iniciar con un sistema así, y porque los montos de dinero que ciertas personas poseen definitivamente no reflejan el esfuerzo que han hecho (como debería ser), gracias a estupideces del calibre de las patentes de software y métodos de negocio, y otros abusos blatantes de las leyes. Dicho más claro, pésele a quien le pese, el dinero ya no es medida de esfuerzo, como se supone debe ser.

Sinceramente, y con todo lo bueno que parece ser el sistema social que propone Tucker, creo que sería difícil verlo crecer a proporciones globalizadas manteniendo sus propiedades beneficiosas para la sociedad. Sin embargo, eso se pensaba también del capitalismo en su momento.

Muchos piensan que la forma de eliminar la corrupción es manteniendo al Gobierno (o a la entidad de moda) bajo vigilancia y supervisión. Nada más estúpido, ya que esa vigilancia y supervisión cuestan, sobre todo considerando que la forma más expedita de eliminar esa lacra es ¡eliminando el Gobierno! Que la gente se agrupe como mejor le convenga y que fabrique sus propias leyes (en el marco de los Derechos Humanos y la ética, por supuesto). Incluso si hay locos que quieren hacer un país donde matar sea permitido y premiado, bien por ellos, que se maten! Pero que no vengan a joder la existencia por mis lares.

Bueno, esto es un rambling bastante largo e incoherente, a no ser que hayas leído a Tucker y entiendas lo que digo. No tengo tampoco mucho tiempo para estar explicando paso a paso, pero tengo intenciones de hacer un especial con cuentagotas sobre sistemas políticos, naturalmente con el sesgo y la parcialidad que me caracterizan.

(En respuesta a Las aventuras de Alby con la Aduana)